WEST/WASHINGTON.- Una fuerte explosión destrozó en la noche del miércoles una planta de fertilizantes en West, una pequeña localidad de Texas, Estados Unidos, y causó un número de muertos que va desde los 15 informados oficialmente hasta más de 60 según los canales de televisión CBS News y CNN, que citaron al jefe de los servicios de rescate, George Smith.
Los heridos superan las 170 personas (por lo menos, unos 40 están graves). En un estadio deportivo cercano a la fábrica se montó un hospital de emergencia. La mayoría de los habitantes del pueblo fueron evacuados por los destrozos y los gases tóxicos, llevados por el viento.
La tarea de los grupos de rescate es lenta por el devastador incendio que dejó en escombros tanto la fábrica como unos 75 edificios y casas cercanas (incluyendo un geriátrico y una escuela), a lo que se sumó una constante llovizna. Hay numerosos desaparecidos, entre los que figuran varios bomberos que estaban intentando apagar un incendio en el lugar cuando se produjo la detonación, que lanzó una bola de fuego de 30 metros.
"La casa explotó. Fue un resplandor brillante y un rugido, pensé que era un rayo que impactaba en la casa. Sentí que volaba por el aire y me llevó un tiempo darme cuenta de que el techo se me había caído encima y que no era un rayo", afirmó Kevin Smith, quien se salvó del derrumbe de su casa.
El jefe de Policía local, Parnell McNamara, aseveró que nunca había visto un escenario como el que debía enfrentar. "Parece una zona de guerra con todos los escombros", agregó. "Impera el caos total. Hay coches de bomberos, de rescate y de la Policía por todas partes", agregó el empleado municipal Cheryl Marak.
El alcalde, Tommy Muska, admitió que varios lesionados no sobrevivirán. "Hay mucha gente que, estoy seguro, no va a estar aquí mañana. Vamos a buscar a todo el mundo, vamos a asegurarnos de que están todos. Eso es lo más importante ahora", dijo.
La tragedia levantó críticas y recriminaciones. "¿Quién, en su sano juicio, pone una maldita planta cerca de viviendas?", preguntó el vecino Bill Manolakis.
Investigación en marcha
Si bien las autoridades tratan al sitio de la detonación como la escena de un posible crimen, no hay ningún dato que sostenga la hipótesis de un atentado. El presidente, Barack Obama, calificó el hecho de "un grave accidente" y prometió el apoyo del Estado a las víctimas.
El mandatario participó ayer en Boston de una ceremonia por las víctimas del atentado explosivo del lunes. "Todos estaremos junto a ustedes mientras aprenden a levantarse, caminar e incluso correr nuevamente. Correrán nuevamente", sostuvo el servicio religioso celebrado en la Catedral de la Santa Cruz, al que asistieron unas 2.000 personas.
El ataque no fue reivindicado, y se desconocen sus autores o motivaciones, mientras que el FBI busca a dos personas, filmadas por las cámaras de seguridad cuando dejan en el suelo bolsos que, al parecer, contenían bombas. Se aclaró que aún no pueden ser considerados sospechosos.
Por aparte, el FBI arrestó a Paul Kevin Curtis, en Mississippi, vinculado con las cartas con ricina, un veneno mortal, enviadas a Obama, a un congresista y a un funcionario regional.
La alerta máxima se evidenció con alarmas falsas que obligaron a desalojar el aeropuerto de Miami y a demorar la salida de un crucero. (Reuters-DPA-Télam)